lunes, 24 de noviembre de 2008



-Mamá ¡ya vienen, ya vienen!
¡Ya vienen los Reyes Magos!
Veo sus regias figuras,
pasar por el altozano.

-Mamá, los Reyes no paran.
No suben a mi tejado,
¿Tan viejos están mamá
que otra vez pasan de largo?

-No llores, pequeña mía,
que esta vez sí se han parado.
Y te han dejado su estrella,
enganchada en el tejado.

Para que te cuente historias...
Para que le pongas lazos...
Y que cuando seas mayor,
siempre ilumine tus pasos.


Ese duende que está ahí,
ese que inspira mis versos,
ese que visita estrellas
y sueña cien universos.

Ese que duerme conmigo,
ese que comparte sueños,
tan solo es un suspiro,
fruto del amor sin dueño.

Quiero estar cerca de ti.
Y aunque no quiero, yo quiero
seguir amándote así,
porque sin ti, yo me muero.

Quiero saber, que tú estás
dentro de mi pensamiento.
Y saber que con tu amor
mi duende estará contento
aunque muera por querer
vivir dentro de los sueños.



Te has marchado a un planeta naranja
que no puedo ver.
Te he perdido en las alas del tiempo,
y me encuentro enganchada al pasado;
( Sin tener futuro,
sin saber por qué.)

Calculo las rutas de viejos cometas,
por ver si en un tiempo…
pudiéramos ver ,
ese cruce de líneas ingenuas,
que quizás conformen
nuestro nuevo ser.

Yo quisiera que si esto acontece,
las viejas palabras
que formaron siempre,
parte del ayer…

Formaran las nubes naranjas
del planeta amigo
al que te has marchado,
y del cual quisiera,
pudieras volver.

martes, 18 de noviembre de 2008




Que sueños más tontos,
estos que yo tengo…

Pájaros volando,
bajo un bello cielo,
y la luz del sol,
siempre atenuada
por un árbol viejo.

Y en medio de ello,
bailan sin cesar,..
simulan recuerdos…

Antiguos amores
que se fueron lejos,
a un lugar más bello.

Anhelos que nunca
quedaron resueltos...
Y viven su historia,
en el más profundo
rincón del deseo.

Y por fin a veces..,
aparecen ellos.
Los más dulces, tiernos,
aquellos que tienen,
los hombres más buenos…

Espero un instante
-y guardo silencio-
por si se distraen
y puedo cogerlos…

Pero como al humo,
el más leve roce,
deforma el ensueño.

Y sigo mirando,
y sigo esperando,
y sigo soñando…
que voy a cogerlos.