-Mamá ¡ya vienen, ya vienen!
¡Ya vienen los Reyes Magos!
Veo sus regias figuras,
pasar por el altozano.

-Mamá, los Reyes no paran.
No suben a mi tejado,
¿Tan viejos están mamá
que otra vez pasan de largo?

-No llores, pequeña mía,
que esta vez sí se han parado.
Y te han dejado su estrella,
enganchada en el tejado.

Para que te cuente historias...
Para que le pongas lazos...
Y que cuando seas mayor,
siempre ilumine tus pasos.

Sentados en la tapia
la miramos pasar.

-¡Ya viene la niñina,
que guapina que está!

Nos avisamos todos,
no podíamos faltar.

-Mira es mi bisnieta,
mi sobrina no más.
-Déjame que no veo,
No me dejas mirar.

¡Calla que ya se acercan,
no se vaya a asustar!

En brazos de su madre
que guapina que está.

Sentimos no poderla
darle un beso al pasar,
pero miles de estrellas
de aquellas que más brillan
iremos a buscar...
para que la niñina
siempre pueda jugar.

¡Que guapina que es!
¡Que guapina que está!

Una lágrima de luz.
El pétalo de una flor.
La fragancia del jazmín.
Eres tú.

El universo por mundo.
Los colores sin fronteras.
Una eterna primavera.
Eres tú.

La risa como bandera.
La fantasía que vuela.
Y la princesa del cuento.
Eres tú.

El murmullo de las olas
El sol en las caracolas.
Y la brisa que acaricia.
Eres tú.

Un kilo seiscientos gramos
de carne rosada y fina.
Unos ojos admirados
queriendo ver más allá
del velo que te protege
en la tripa de mamá.
Eres tú.

Una gotita de luz
caída de las estrellas,
esa también, eres tú.