Tu mirada azul
se clavó en la piedra,
y en ese momento
besaron tu frente,
millares de estrellas.
A partir de entonces,
esta tapia negra,
retomó del cielo
las luces más bellas.
Y se volvió faro,
por si un día…,
los hombres, vuelven a vivir,
entre las tinieblas.
¿Qué luces, qué sombras
guarda en sus entrañas
esta negra tierra?
¿Qué ríos de vida
se tragó de golpe
su boca sedienta?
¡Ay! ¡Cuantas miradas
quedaron grabadas
en noches inciertas!
Hoy esas miradas
clavadas en ella,
brillan en el cielo,
lucen en la tierra
y visten de amor
esta tapia negra.