viernes, 9 de mayo de 2008

¡Ay, mi niña, pequeña!
de amor y miedo,
se llenaron tus noches,
de terciopelo.

Con futuros de muerte,
te amamantaron,
y tus sueños de niña
envenenaron.

Que pena de los sueños
de mi pequeña,
te arrebataron duendes,
hadas y estrellas…

Pobrecita pequeña,
pronto aprendiste,
que el dolor fortalece
a quien resiste.

Y blandiendo banderas
y religiones,
hicieron aún más fuertes
tus convicciones.

¡Ay!, niña de los miedos
si no los vences,
te ganaran -por siempre-
los que te pierden.

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