lunes, 24 de noviembre de 2008



Ese duende que está ahí,
ese que inspira mis versos,
ese que visita estrellas
y sueña cien universos.

Ese que duerme conmigo,
ese que comparte sueños,
tan solo es un suspiro,
fruto del amor sin dueño.

Quiero estar cerca de ti.
Y aunque no quiero, yo quiero
seguir amándote así,
porque sin ti, yo me muero.

Quiero saber, que tú estás
dentro de mi pensamiento.
Y saber que con tu amor
mi duende estará contento
aunque muera por querer
vivir dentro de los sueños.

2 comentarios:

Baruk dijo...

Ay Carmina! como te comprendo!

Este es el precio que se paga por estar despierto en este mundo de durmientes!

Un besote

Fendetestas dijo...

A veces los duendes más fieles son los recuerdos de la niñez; nos transportan a otros tiempos, más felices por más inconscientes. Luego llegan las princesas o los príncipes y se pasa a otro tipo de hechizos. Los niños miran al cielo y los mayores pasan demasiado tiempo mirando al suelo, perdiéndose el vuelo de las palomas que llevan los mensajes de los sueños. Saludos.