martes, 6 de mayo de 2008

A un Dios que sea de amor,
a un Dios que sea de hombres,
a un Dios al que no bendigan
los cañones en su nombre.

A un Dios que no necesite
provocar guerras muy santas.
Y que maldiga los nombres
que provocan las cruzadas

A un Dios en que quepan todos;
los mil hombres, las mil razas…
A un Dios al que no le importe,
si alguna liturgia vana,
es distinta de las otras,
con que otros hombres, le aclaman.

A un Dios, que si glorifica
la diversidad humana,
sirvan todas las creencias,
para alcanzar su Nirvana.


2 comentarios:

Baruk dijo...

Ese Dios existe, pero la mayoría aún no le conoce.

Un verso sincero y revelador.

Un abrazo

Anónimo dijo...

me alegra , que como yo, creas que existe ese Dios, pero esta tan escondido entre los ropajes que le han puesto, que casi nadie lo ve.
un beso muy fuerte y gracias por enseñarme.
ahora mismo, me voy, a tu mundo de malvis.-